29 de diciembre de 2010

La vita rimane la cosa piú bella que ho....

Queridos Reyes Magos,


Este año voy a escribiros la carta un poco antes porque sé que lo que pido no será fácil, pero bueno…sois magos, ¿no? Creo que este año no me he portado especialmente mal, de hecho me he portado mejor de lo que hubiera querido…no me voy a hinchar a pedir, como cuando era una niña; de hecho, este año en varias ocasiones he pedido y gritado al cielo, y se ve que éste no era el año de pedir, sino de aguantarse con lo justo y con lo menos justo. De este año se me quedan más marcas dolorosas que alegres…cicatrices que ya están en mi alma, supongo que en un futuro, cuando tenga momentos difíciles, las miraré y me ayudarán a salir adelante… Así que espero que podáis concederme el único deseo que pido para este año….Deseo que a pesar de lo desafortunada, triste, incoherente, estresante, decepcionante, dolorosa, mierdosa, humana, errante, difícil que me pueda resultar en algunos momentos la vida….cada mañana, el primer pensamiento que me invada en la cama sea que la VIDA continúe siendo el regalo más bonito que tengo. Y que con las mismas, me asome a ella y no pare hasta encontrar su mejor cara…




Los amigos de siempre, los abrazos más largos, la música, los libros, abrir los regalos, los viajes lejanos que hacen soñar, las películas que te quedarán grabadas en el corazón…

Las miradas y aquel instante antes de un beso, las estrellas fugaces, el perfume del viento, la vida sigue siendo la cosa más bella que tengo…

Un apretón de manos, tu hijo que rie, la lluvia de agosto y el sonido del mar, una copa de vino junto a tu padre, ayudar a alguien a sentirse mejor

Y después hacer el amor bajo la Luna, mirarse y rehacerlo más fuerte que antes, la vida sigue siendo la cosa más bella que tengo….

Y desde aquí no existe nada más natural que detenerse un momento a pensar que las pequeñas cosas son las más verdaderas y permanecen dentro de ti.

Y te hacen sentir el calor, y es esa la única razón para mirar hacia adelante y entender que en el fondo te dicen quién eres…

Es hermoso soñar con una vida mejor, es justo intentar a hacerlo en serio para no desperdiciar ni siquiera un segundo y sentir que también yo soy parte del mundo. Y con esta canción digo eso que desde siempre sé, que la vida sigue siendo la cosa más bella que tengo…

Y desde aquí no existe nada más natural que detenerse un momento a pensar que las pequeñas cosas son las más verdaderas

La vives, la sientes y tú cada día te darás cuenta que estás vivo a pesar del tiempo . Esas cosas que llevas dentro las tendrás a tu lado y no las abandonas más . Y no las abandones más.. Dicen quien eres Tú.



27 de noviembre de 2010

Enseñarás a volar....




Enseñarás a volar
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Pero sabrás que cada vez que ellos
vuelen, piensen, sueñen, canten, vivan...
Estará la semilla del camino
enseñado y aprendido.

23 de octubre de 2010

Cuento de Otoño.


Erase una vez una niña a la que encantaba ir a una despensa. Pero aquella no era una despensa cualquiera…. ¡era la despensa de sus sueños! Todos los días soñaba que llegara el fin de semana para poder ir a esa despensa en la que había todo lo que ella deseaba…tabletas y tabletas de chocolate con leche y con almendras, varios botes de nocilla de uno o dos sabores, galletas de chocolate, chuches, gusanitos, palmeritas, napolitanas, natillas, petit suisse, batidos de chocolate…Su abuelita preparaba cada semana la despensa para que cuando ella llegara de lejos con su familia, pudiera escoger lo que quisiera comer…¡alguna que otra vez aquella niña se pegó un atracón! Claro, la comida favorita de aquella niña acabó siendo el chocolate, en cualquiera de sus formas… Un día de otoño, la abuelita de aquella niña tuvo que marcharse a buscar a su abuelito por las estrellas…lo hizo sin avisar, pero se aseguró de dejar la despensa preparada…Después de aquel día, la niña vio muchas más despensas de muchos lugares, pero ninguna superaba a la de su abuelita…aquella niña creció, y aún hoy, cuando abre alguna, se acuerda siempre de la despensa más bonita del mundo…..y no precisamente por la cantidad de chocolate, sino por todo el AMOR que había en ella.

Le Petit Prince


•“A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: “¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?” Pero en cambio preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?” Solamente con estos detalles creen conocerle.”

•“Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!.”

14 de octubre de 2010

Por esos días...




Hoy estaría bien hacer algo fuera de lo común, Podemos, por ejemplo, bailar por la calle mientras nos dirigimos al trabajo. Mirar a los ojos a un desconocido y hablar de amor a primera vista. Sugerirle al jefe una idea que puede parecer ridícula, pero en la que creemos. Comprar el instrumento que siempre quisimos tocar, pero nunca nos atrevimos.
Hoy podemos llorar por algunas viejas penas que están aun presas en nuestra garganta.
Llamaremos a alguien a quien juramos que no volveríamos a llamar, pero de quien desearíamos escuchar un mensaje en el contestador automático. Hoy puede considerarse como un dia fuera de la agenda en la que escribimos todas las mañanas.
Hoy cualquier falta será admitida y perdonada.
Hoy es el día de sentir alegría por la vida.
Paulo Coelho.

28 de mayo de 2010

A lo que no fue.




No me mires así, te lo pido por favor. Si lo haces, el tiempo desaparece, haces que me sienta mal por sentir algo que no puedo controlar.
Háblame, pero no te quedes mirando. Así me haces volver a ser lo que fuí...una niña con un nudo en el estómago que cuenta los días para cruzarse contigo, que escribe para vomitar este sentimiento estúpido y sin sentido.
No me mires así, porque empiezo a buscar señales, a encontrarlas y a preguntarme si son casualidades o no.
No preguntes por mí, ni me llames siempre por mi nombre...haces que crea que soy un poquito más especial para tí.
No me mires así, porque te imagino besándome..y me entristezco de saber que eso no ocurrirá nunca.
Ni se te ocurra mirarme así, es una orden...o yo ya no sabré mirarte de otro modo.

28 de abril de 2010

Don't go away

A veces ocurre que no hay palabras, no hay pensamiento, no entiendes por qué hay tanta luz ahí fuera, por qué todo habla de Vida menos lo que en ese momento te rodea...Sin motivo, sin razón, sin aviso, sin tan siquiera poder coger aire....vuelve el pánico, el dolor, el sinsentido, el vacío...y rezas con el temor de que no vuelva a oirte, de que no sea el momento de pedir sino de aceptar lo que te toca en un mundo que cada día entiendes menos... Y te agarras a lo que hay...a un teléfono, a una barandilla, a un grito fuerte con los ojos cerrados que llegue hasta Él, para decirle que en ese momento necesitas un poco de más tiempo para asimilar, entender, amar, decir te quiero, mirar a los ojos, encontrar la fuerza perdida...que necesitas que nada ni nadie se vaya lejos...sólo por un día más...

12 de marzo de 2010

En +


Me gusta el chocolate.
Me gusta Septiembre.
Me gustan las almohadas blanditas.
Me gusta quedarme durmiendo mientras leo o veo la tele.
Me gusta dar sorpresas.
Me gustan las palabras jaleo, jauja, piruleta y encaramarse.
Me gustan Neruda, Coelho, Gil de Biedma y Rafael Pavón.
Me gusta escuchar música mientras voy caminando por la calle.
Me gusta acostarme tarde.
Me gusta la sensación de tener sed mientras voy hacia el frigorífico.
Me gusta escribir.
Me gusta imaginar cual será mi próximo viaje.
Me gusta llevarlo a cabo.
Me gusta que Jose me cuente cómo será el día en que seamos padres.
Me gusta escuchar "Green eyes" mientras escribo esto.
Me gusta mirar por la ventanilla mientras viajo.
Me gusta que mía sorella sea ella de nuevo.
Me gusta escuchar llover.
Me gusta no tener que madrugar.
Me gusta dormir con calcetines y con la camiseta remetida por los pantalones.
Me gusta que me hagan visitas.
Me gusta sentirme útil.
Me gusta perder el tiempo.
Me gustan los pistachos.
Me gusta un día redondo con los amigos.
Me gusta pensar en la magia que encierra una fotografía o una película.
Me gusta tener la piel de gallina.
Me gusta ese tipo de personas que hacen cosas grandes a bas de acciones pequeñas.
Me gusta la gente positiva.
Me gusta tunear el "Gracias por su visita" de los bares.
Me gusta dibujar espirales.
Me gusta coleccionar frases.
Me gusta Me gusta hacer una tira larga del envoltorio del chicle.
Me gusta el violeta.
Me gustan las tardes de playa.
Me gusta pegarme una buena ducha calentita después de un día de frío.
Me gustan los helados de kinder de una plaza perdida de Lucca.
Me gusta la sensación que tengo cada vez que vuelvo a Londres.
Me gusta ganar.
Me gusta aprender de mis alumnos.
Me gusta mirar a Juanan y entenderlo todo.
Me gustan las pecas.
Apenas me gustan las ironía y el sarcasmo.
Me gustan mis contradicciones.
Me gustan las cosquillas en la espalda.
Me gusta comerme las uñas.
Me gusta exagerar.
Me gusta reirme.
Me gustan las vistas desde mi ventana.
Me gusta meter los dedos en las bolsas grandes de legumbres.
Me gusta tanto Granada...
Me gustan las esquinas del chocolate Swing de Milka.
Me gusta hacer listas.
Me gusta friquear por internet.
Me gusta el olor a vainilla.
Me gustan los Deja vu.
Me gusta caminar pisando las juntas de las baldosas.
Me gusta rascarme las piernas.
Me gusta la gente que tras muchos años me sigue diciendo adios.
Me gusta la gente que mira a los ojos.
Me gusta el último trago de una cocacola con mucho hielo.
Me gustan lo cotidiano.
Me gusta un poema que se llama "Poem".
Me gusta coleccionar recuerdos.
Me gusta tachar en mi agenda lo que voy haciendo.
Me gusta el olor de Sanlúcar de Barrameda.
Me gusta la primavera porque los días se hacen más largos.
Me gustan las estrellas fugaces.
Me gusta ver borrar una pizarra.
Me gustan las escaleras de caracol.
Me gusta que me laven el pelo.
me gusta acorarme de lo que he soñado.
Me gustan los pendientes y los pañuelos para el cuello.
Me gusta la ropa negra.
Me gusta creer en Dios.
Me gustan los masajes de mi hermano Antonio.
Me gusta estornudar.
Me gusta la juventud de mi abuelito Paco.
Me gusta gustar.
Me gusta escuchar a la gente por la calle hablando otros idiomas.
Me gusta hacerme la tonta.
Me gusta la brisa del atardecer de los días de verano que hacen que ponga una rebeca.
Me gusta curiosear.
Me gusta meterme en líos.
Me gusta dejarme el centro de los bocadillos y las cañas de chocolate para el final.
Me gusta la gente competente.
Me gustan los viernes.
Me gusta leer.
Me gustan las tormentas.
Me gusta el Spotify.
Me gustan las lentillas.
Me gustan las arrugas.
Me gustan las manos de las personas mayores.
Me gusta ver a una mamá amantando a su hijo.
Me gustan los ojos vidriosos.
Me gusta ver a la gente abrazarse en los aeropuertos.
Me gustan las películas con final feliz.
Me gusta estrenar sábanas.
Me gusta el aire que se respira en Cádiz.
Me gusta perderme en las aglomeraciones y encontrarme en el silencio.

Y me gusta saber que después de todo...estás Tú.

17 de enero de 2010

It's just...tears and rain


“Somos seres preocupados por actuar, decidir, prevenir. Siempre estamos intentando planear alguna cosa, concluir otra, descubrir una tercera. No hay nada erróneo en ello; a fin de cuentas, así es como construimos y cambiamos el mundo. Pero forma parte de la experiencia de la vida el acto de la adoración. Parar de vez en cuando, salir de uno mismo, permanecer en silencio ante el Universo. Arrodillarse en cuerpo y alma, sin pedir, sin pensar, incluso sin agradecer nada. Simplemente vivir el amor silencioso que nos envuelve. En esos momentos, algunas lágrimas inesperadas, que no son de alegría ni de tristeza, pueden brotar. No te sorprendas, es un don, esas lágrimas están lavando tu alma.”

Paulo Coelho